Ken Robinson

Es posible personalizar el aprendizaje para cada alumno. Una forma de hacerlo es mediante el uso creativo de las nuevas tecnologías.

lunes, 8 de octubre de 2012

OTRO PUNTO DE VISTA SOBRE EL AUTISMO Y LA DIVERSIDAD

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El autismo no es una enfermedad. No solamente se tiene autismo, también es parte de la naturaleza de esa persona. No es una “cosa de niños” ya que no se cura y, por lo tanto, es algo que acompañará a la persona durante toda su vida, aunque sus habilidades pueden evolucionar con el tiempo. Una detección precoz y una intervención adecuada pueden mejorar mucho su pronóstico y calidad de vida.

Pero, ¿qué es el autismo? Es un trastorno neurológico que afecta al funcionamiento del cerebro. Las personas diagnosticadas de trastorno del espectro autista (TEA) no tienen las mismas habilidades de comunicación y de relación social que las personas neurotípicas. Lo que para una persona neurotípica es algo intuitivo, automático y que hace sin apenas esfuerzo – como por ejemplo, desenvolverse una situación social – para un autista puede suponer un gran esfuerzo cognitivo muy difícil o, simplemente, imposible de llevar a cabo.

El colectivo con TEA es muy amplio y engloba situaciones muy diferentes en cuanto al pronóstico y autonomía de la persona. El autismo a veces va asociado a un coeficiente intelectual inferior a la media, pero otras veces (como en el autismo de alto funcionamiento) el coeficiente intelectual es normal o incluso superior. El síndrome de Asperger difiere principalmente del autismo de alto funcionamiento en el desarrollo del lenguaje. Al tratarse de un espectro, el grado de afectación es muy diverso y, en algunos casos leves, una persona puede no ser diagnosticada en toda su vida y ser considerada, simplemente, alguien “raro” o “excéntrico”. En otros casos, las dificultades pueden ser tan evidentes que harán que esa persona necesite siempre apoyos para garantizar su autonomía personal y su inclusión en los ámbitos educativo, laboral y social.

En cualquier caso, y eso es lo que refleja acertadamente el corto de Miguel Gallardo, la focalización de las personas con TEA en actividades de sistematización les permiten, a menudo, tener grandes habilidades en ciertos campos, aunque no siempre esas habilidades tengan una traducción académica o profesional, ni utilidad aparente en la vida diaria.

Las personas con TEA merecen toda la atención y apoyo para permitirles adquirir y desarrollar el mayor grado de autonomía. Sus familias necesitan los recursos necesarios para que la detección y la intervención sean precoces y adecuadas. También creemos que vale la pena dejar de pensar en ellos como unas personas discapacitadas para verlos como personas diferentes, con sus dificultades y sus habilidades. Como dice Miguel Gallardo refieriéndose a su corto de animación, “es una pequeña historia para que todos nos sintamos orgullosos de nuestros hijos por pequeña o aparentemente inútil que sea su habilidad a ojos de la sociedad, nosotros sabemos la importancia que tienen. Después de mucho tiempo de hablar sólo de discapacidades, minusvalías y deficiencias psíquicas o físicas, mi intención era hablarles a los padres de habilidades, de las habilidades de nuestros hijos y de cómo suplen sus problemas con imaginación e inteligencia, no siempre bien comprendida.”

Esto no solamente vale para el autismo, queremos hacerlo extensivo a todas las diversidades funcionales que nos podemos encontrar en la escuela, en el trabajo, en la sociedad. Para que dejemos de ver a “personas con necesidades especiales” y pasemos a considerarnos a todos personas con necesidades diversas.

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